Es una enfermedad maligna producida por la división y crecimiento descontrolado de las células que forman alguna de sus estructuras, con capacidad para invadir los tejidos y estructuras sanas de alrededor y otros órganos a distancia.
El útero forma parte del aparato reproductor femenino. Tiene forma de pera invertida y está situado en la pelvis, entre el recto y la vejiga. Está formado por dos partes: la zona más inferior situada en el interior de la vagina llamada cérvix o cuello del útero por ser de forma más alargada y estrecha ; y la parte más ancha, situada por encima del cuello, se denomina cuerpo del útero y está constituido por dos capas. La más interna se denomina endometrio. Por fuera de ella se sitúa la capa muscular o miometrio, que es la que realiza las contracciones del útero durante el parto.
El cuello del útero cuelga en el interior de la vagina. La mucosa que lo recubre y que está en contigüidad con la vagina se denomina ectocérvix, mientras que la que recubre el conducto o canal cervical que lleva hasta la cavidad del cuerpo uterino se denomina endocérvix. La mayoría de los tumores aparecen en la zona de unión del ectocérvix y el endocérvix.
Dependiendo del lugar de origen existen fundamentalmente dos tipos de cáncer de cuello uterino: el carcinoma epidermoide derivado del ectocérvix y del fondo de la vagina y el adenocarcinoma. Este último procede de las células del interior del cuello del útero (canal cervical).
Antes del desarrollo definitivo de un cáncer de cérvix, incluso años antes, aparecen cambios premalignos en las células. Estos cambios pueden denominarse de varias formas: displasia o neoplasia intraepitelial cervical (CIN).
Las lesiones precancerosas así como las fases más tempranas del cáncer de cérvix, generalmente no causan ningún síntoma. Sólo se detectan si la mujer acude regularmente a su ginecólogo y se realiza un estudio específico para detectarlas (test de Papanicolau).
Cuando el tumor está más avanzado, el síntoma que con mayor frecuencia aparece es la hemorragia vaginal anormal. Esta hemorragia aparece entre reglas o tras las relaciones sexuales. En mujeres menopáusicas cualquier sangrado vaginal debe ser consultado con el ginecólogo
El útero forma parte del aparato reproductor femenino. Tiene forma de pera invertida y está situado en la pelvis, entre el recto y la vejiga. Está formado por dos partes: la zona más inferior situada en el interior de la vagina llamada cérvix o cuello del útero por ser de forma más alargada y estrecha ; y la parte más ancha, situada por encima del cuello, se denomina cuerpo del útero y está constituido por dos capas. La más interna se denomina endometrio. Por fuera de ella se sitúa la capa muscular o miometrio, que es la que realiza las contracciones del útero durante el parto.
El cuello del útero cuelga en el interior de la vagina. La mucosa que lo recubre y que está en contigüidad con la vagina se denomina ectocérvix, mientras que la que recubre el conducto o canal cervical que lleva hasta la cavidad del cuerpo uterino se denomina endocérvix. La mayoría de los tumores aparecen en la zona de unión del ectocérvix y el endocérvix.
Dependiendo del lugar de origen existen fundamentalmente dos tipos de cáncer de cuello uterino: el carcinoma epidermoide derivado del ectocérvix y del fondo de la vagina y el adenocarcinoma. Este último procede de las células del interior del cuello del útero (canal cervical).
Antes del desarrollo definitivo de un cáncer de cérvix, incluso años antes, aparecen cambios premalignos en las células. Estos cambios pueden denominarse de varias formas: displasia o neoplasia intraepitelial cervical (CIN).
Las lesiones precancerosas así como las fases más tempranas del cáncer de cérvix, generalmente no causan ningún síntoma. Sólo se detectan si la mujer acude regularmente a su ginecólogo y se realiza un estudio específico para detectarlas (test de Papanicolau).
Cuando el tumor está más avanzado, el síntoma que con mayor frecuencia aparece es la hemorragia vaginal anormal. Esta hemorragia aparece entre reglas o tras las relaciones sexuales. En mujeres menopáusicas cualquier sangrado vaginal debe ser consultado con el ginecólogo