El virus del VPH usualmente no causa ningún síntoma. Incluso si el virus provoca cambios en las células de la piel, a menudo éstos son tan leves que pasan inadvertidos (y no son causa de preocupación). Cuando el virus del VPH sí provoca cambios visibles, el resultado más común son las verrugas genitales, las cuales generalmente aparecen alrededor del ano o en el pene, el escroto (testículos), la ingle o los muslos. El aspecto de estas verrugas es variable, desde parches pequeños y escamosos hasta abultamientos pronunciados. Las verrugas genitales no son preocupantes y pueden tratarse, aunque pueden volver a aparecer si el sistema de inmunidad del organismo no ha suprimido totalmente el virus del VPH. En raras ocasiones, los tipos de "alto riesgo" del VPH pueden causar ciertos tipos de cáncer como el del pene o ano (éste último generalmente en hombres homosexuales, bisexuales o VIH positivos).