Lineas celulares sanguíneas


Los histólogos del siglo XIX y principios del XX clasificaban las células de la sangre en dos categorías o linajes según su supuesto lugar de origen: de la médula ósea, o de los órganos linfoides (ganglios linfáticos, bazo o timo).
Con algunas correcciones pues no se considera válida la suposición de un origen dual de las células sanguíneas y se entiende actualmente que todas tienen un origen único y común en la médula ósea, tal clasificación sigue vigente:
Estirpe mieloide: comprende a los eritrocitos, plaquetas, leucocitos granulares (neutrófilos, basófilos y eosinófilos) y monocitos-macrófagos. El desarrollo de tales elementos se conoce como mielopoyesis y parte de una célula madre precursora común.
Estirpe linfoide: comprende únicamente a los linfocitos, que pueden ser de dos tipos: linfocitos B y linfocitos T (hay un tercer tipo, los linfocitos NK). El desarrollo de estas células se denomina linfopoyesis [1].

Las células sanguíneas derivan de células madre del mesénquima formadas en la médula ósea cuya proliferación y diferenciación producen todos los tipos de células sanguíneas de la sangre. Estas células pueden presentar divisiones de renovación para mantener las reservas de células pluripotenciales, o bien, el de presentar divisiones de diferenciación a través de las cuales aparecen células progenitoras, con un menor potencial de desarrollo a lo largo de vías alternativas.
Las células progenitoras poseen poca o ninguna capacidad para renovarse, y están comprometidas a la diferenciación de un solo tipo de célula sanguínea.
Las células madre pluripotenciales pueden seguir dos líneas de división, la línea mieloide y la línea linfoide.
Línea mieloide da lugar a una célula progenitora mieloide común pluripotencial, que da lugar a los eritrocitos, granulocitos, monocitos y megacariocitos.
Línea linfoide genera células progenitoras linfoides comunes, generando linfocitos T y B.
Una célula madre que toma una de las líneas ya no podrá volver atrás. Las células progenitoras mieloides son pluripotenciales, mientras que las linfoides son unipotenciales. Una célula progenitora está comprometida ya en una línea de diferenciación determinada, de forma que ya no podrán autoperpetuarse [2].


La célula madre puede originar dos estirpes celulares distintas, la estirpe mieloide y la estirpe linfoide.
ESTIRPE MIELOIDE: genera distintos tipos celulares, dependiendo de las moléculas segregadas por las células de su entorno.
· Eritrocitos: la célula se diferencia en un eritrocito si en el entorno aparece eritropoyetina.
· Granulocitos: si en el entorno de la célula progenitora aparecen interleuquinas, u otros factores de crecimiento, la célula se diferencia formando granulocitos, que, a su vez, se pueden diferenciar formando neutrófilos, eosinófilos y basófilos. También pueden originarse monocitos, que darán lugar a los macrófagos.
ESTIRPE LINDOIDE: da origen a los linfocitos B (o células B) y a los linfocitos T (o células T) [3].


[2]


Fuentes:
http://html.rincondelvago.com/sangre-y-linfa.html [1]
http://es.wikipedia.org/wiki/Hematopoyesis [2]
http://recursos.cnice.mec.es/biosfera/alumno/2bachillerato/inmune/ampliaestirpes.htm [3]